Todos mis otros
No sé si fueron tus labios,
los del último convencimiento,
los de la primera certeza,
o tal vez tu risa y los colores que pintás alrededor
con tus ocurrencias.
Como vés, yo tampoco sé.
Y a veces (no siempre), me desanimo un poco,
cuelgo la esperanza y me atrapa la duda,
me atacan los miedos.
Para esos ratos de estúpido que uno suele tener,
apelo a tu inteligencia y a tu paciencia.
A cambio te entrego el resto,
todos mis otros yo que te hacen reír,
que te conmueven, que acarician tus oídos
y que pretenden llegar a tu alma.

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